Camino por la calle y veo caer una hoja anaranjada al suelo. El otoño está en su máximo explendor y el camino que me lleva a la escuela parece una cueva de hojas secas que caen y acarician mis pelos. Y no, no voy a decir que las hojas son libres, porque, no lo son. Se caen porque tienen que caerse, no tienen voluntad para decidir "Pues no, yo no quiero caerme" Simplemente siguen las leyes de la naturaleza y de la física. Sin embargo, las envidio, porque ellas pueden volar, aunque sea por unos segundos. Que cosas, ¿No? Sigo en mi camino y ya veo las criaturas dirigiendose al colegio. Unos van en bici, pensando que asi son mas libres, qué irónico pensar que es la bici quienes les hace esclavos. En el instituto, nada ha cambiado después del puente de todos los santos. Las caras son parecidas a las de antes, algunos más contentos recordando alguna fiesta pasada, las parejas algunas más unidas por alguna cosa que hubiera podido pasar, y sin embargo, otras, distanciadas, por supongo, la intervención de algun otro muchacho o muchacha que hiciera que uno de los dos buscara nuevas aventuras. En fin, así es la vida. Cuando llego a mi clase, observo las caras de mis compañeros y amigos, en busca de algún nuevo sentimiento en sus caras. Unos amigos mios que son pareja, se les ve más juntos. Bien, no ha pasado nada malo. Una compañera está sentada con cara nerviosa y como si nadie se diera cuenta, derramando lágrimas. Me acerco y le preguntó:
-Hola, Verónica.
Ella levanta la mirada y me deja ver sus ojos oscuros húmedos y tristes, con mucho dolor.
-¿No puedo estar sóla ni un minuto?- me dijo con un tono mezclado entre la tristeza y la rabia.
Se frotó en vientre con gesto de desesperación y me miró a los ojos.
-Si quieres saber que me pasa, preguntaselo a Emilio, él lo sabe muy bien.
-Emilio va a bachiller, no puedo verle hasta el recreo y quiero saberlo ya.
Me miró con odio y no contestó y se sumió en un llanto silencioso. Ya sé lo que le pasa, parece ser que esta pareja sería del tipo que debería de estar ahora muy pegados. Pero parece que hubo algún fallo.
Así veo otro ejemplo más de lo esclavos que somos, de que a cada cosa que nos pasa, no podemos liberarnos de ella y tenemso que acarrearla hasta el final. Aunque el culpable sea otro, da igual. En eso se trata la retención de tu libertad
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