martes, 7 de febrero de 2012

Batalla ganada

Me dirigí a él como si no le tuviera miedo, como si fuera infinitamente más poderosa y sabia que él, como si el dolor hubiera atravesado mis venas hasta traerme a él en búsqueda de venganza, como si de repente mi corazón hubiera empezado a rugir de furia al verlo.
-¿Qué has venido a buscar, insensato?
-A ti- respondió él.
-¿Y por qué?- Estaba molesta por su respuesta porque sabía que era falsa- ¿Por qué no buscas cualquier furcia de la que te puedas aprovechar y obtener todo el placer que deseas? Tu vida así sería mas fácil, ¿No crees? Porque ella nunca se daría cuenta de que no la amas porque ella sentiría lo mismo hacia ti, ¿o esque prefieres que te quiera para presumir de rompecorazones? Porque, amigo mío, tu precisamente de eso no tienes nada-concluí con una risa.
-He venido hasta aquí por ti, ¿no te parece suficiente?- me dijo con ojos de cordero degollado.
-No esque no me parezca suficiente, simplemente, esque lo veo innecesario, ¿Para que vienes a mi si yo no te pertenezco? No me puedes reclamar nada, no tengo nada de tu propiedad, y mucho menos, cambiaré de idea respecto a ti, después de lo que me hiciste.
Él bajo la cabeza, quizá en señal de arrepentimiento o quizá esque estaría inventándose una escusa, que era muy típico en el.
-Mis padres no me dejaban, y lo sabes.
Encima rastrero. Que le heches las culpas a alguien que en realidad no tiene nada que ver y casi no le tienes aprecio, vale puede pasar, pero que se la eches a los que se suponen que más te tienen que importar en la vida, esque eso es imperdonable. Sin embargo estos pensamientos, tampoco me eran sorprendentes, ya que yo me lo esperaba de él. Suspiré y me pasé la lengua por mis labios cortados por el frío.
-Claro tus padres queríanabandonarme en otro país sin conocer a nadie, tus padres querían que muriera de frío, y también tus padres son los que te dicen no vayas a ver a la chica a la que amas ( perdón, ¿amas? Lo dudo ) por el simple echo de que prefieres ir a darle golpes a una pelota. Ya lo veo, ya… No me engañes.
-Fuiste tú la que me engañaste, con ese hombre, que no tiene nada…
No pudo seguir continuando porque mi mano rápida la propinó un golpe en la mejilla. Me miró cas icon lágrimas en los ojos mientras se acariciaba su rostro ahora enrojecido.
-¿Sabes por que te engañé, Igriega? Porque mientras que tu me tratabas como a una muñeca de trapo con la que jugar un rato y luego cuando te aburres darle golpes y reírse de ella, el me trataba como a una persona. Esta persona me ha enseñado mucho y me entendía de verdad, y, prefiero estar con una persona a la que no amo, sino lo siguiente, a estar con un niño que lo único que me hace sentir es rabia impotencia y manipulación. Y ahora tu vuelves porque o bien a madurado un poco, o bien porque no tienes nada mejor que hacer. Te recomiendo que vuelvas a tu país y no vuelvas a buscarme más. Y contestando a tu objeccion de que no tiene nada… ¿Sabes? No, no tiene nada, pero nada de estupidez, machismo, falsedad, interés, lujuria y otras muchas tuyas que tu sobrepasas. Y sin embargo tu no tienes una cosa muy importante y que él, a pesar de que no tenga muchas cosas, lo tiene. Corazón.
-Estas loca, demente, ¡No te entiendo! Te quejas porque no vengo a verte y cuando vengo a verte te enfadas. ¡No tiene sentido!
-No para ti porque no tienes corazón, ¿Querias verme por el simple hecho de soltarme la frase anterior, por el simple hecho de verme o porque me quieres?
-Te quiero.
-Júramelo.
Entonces él, como falsa persona que es se quedo callado y me miró a los ojos en plan amenazante.
-Me estoy cansando ya de tus juegos, ¿se puede saber que te pasa?
-Que he abierto los ojos, y por cierto, aun no me lo has jurado.
Dicho esto me di la vuelta y caminé hacia el sentido contrario donde había mantenido aquella discusión con él.  Entonces a los pocos pasos lo oi gritar como un desesperado.
-¡Te quiero, te lo juro!
Me giré y sonreí al ver que tenía los dedos cruzados. De nuevo, una de sus mentiras, que gracias a C. había podido descubrir poco a poco.
-Adiós Igriega, no te diré cuando cambies, llamamé, ya que supongo que nunca lo harás y si lo haces… Bueno, tienes mucho donde elegir, pero a mi ni me mires.
-C’est la verité! Pour quoi tu ne me croire pas?
Me rei al escucharlo hablar su idioma natal.
-Porque como ahora mismo me lo estas demostrando,  tienes dos caras. C’est finit, Je suis  desolé mais maintenant tu dois aller. Bon, je ne suis desolé. À la merde avec toi!
Dichas estas palabras cerré los ojos y lo hice desaparecer de mi mente. Al volverlos a abrir, él ya no estaba. Era tan inestable como mi imaginación.
-C’est meilleure.- me dije a mi misma mientras sonreía.

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